viernes, 2 de noviembre de 2007

Por qué nunca tendremos voto electrónico.

Como les había dicho, en las últimas elecciones me presenté como fiscal voluntario (por supuesto ad-honorem) para verificar el normal desempeño de las mismas.

Luego de hacer un crudo análisis, ver interminables filas de personas que querían emitir su voto, conocer un sinnúmero de fiscales (en su mayoría del partido oficialista), de escuchar a muchos hablar de fraudes y de votos pagos/no pagos, la increíble cantidad de micros y/o combis, identificadas con los colores de algún partido político (huelga decir que nuevamente la mayoría corría por parte del mismo partido), y de incontables situaciones más, intenté simplemente imaginar cómo sería posible la incorporación del voto electrónico en nuestro país.

Imaginé como positivo, como en algunos países hermanos de Latinoamérica, un día de elecciones casi perfecto, sin violencia (ni entre particulares, ni entre policías, ni entre fiscales partidarios de distintos partidos, ni entre fiscales partidarios del mismo partido), con un ejercicio eficiente de apertura de urnas electrónicas, con grandes ventajas para los presidentes de mesa que no tendrían que lidiar con los fiscales, con las denuncias de fraude, de falta de boletas, de ex votantes (muertos) que no votarían, se acabaría pues la interminable procesión de personas que son arrastradas a votar por diez pesos y la amenaza de la quita del plan, la velocidad del escrutinio final que no dejaría lugar a especulaciones y una incontable cantidad de situaciones que no se repetirían.

Luego imaginé lo que sería negativo.

Por último imaginé por qué no se realiza esta verdadera revolución. Entonces me vinieron a la cabeza las mismas cosas que había encontrado como positivas, se acabaría la violencia en las elecciones (para los más inocentes que aún creen que la violencia no está provocado por intereses particulares), se acabaría con las especulaciones del horario de apertura de las urnas, la desaparición sistemática de las boletas precisamente de candidatos opositores, los fiscales, per sei, no tendrían razón de ser, con lo cuál se acabaría un importante negocio y el manejo impune de los votantes y las voluntades, los ex votantes (muertos) no votarían, la velocidad del escrutinio sería tan rápida que no daría lugar a especulaciones, inclusive los resultados se podrían ir siguiendo on-line.

Como conclusión, obtuve que la imposición del voto electrónico en detrimento del voto tradicional eliminaría un montón de oscuros negocios que se esconden detrás de prácticas casi diría que aceptadas intrínsecamente por la sociedad como casi cómplices, todos sabemos que ocurre pero a veces por falta de herramientas o por conveniencia, no se hace nada. Los fiscales partidarios perciben una suma de dinero por realizar su trabajo, el fiscal general, percibe una suma mayor, a cada votante, por lo general a los sectores de más bajos recursos de la sociedad le entregan una ínfima suma por resignar su dignidad y entregarle el poder por cuatro años al mejor postor, que lamentablemente no es el que mejor gobernará.

Creo que estos problemas nos ocurren por la madurez de la sociedad, no podemos crecer como sociedad mientras aún permitamos que ocurran todas estas irregularidades, no podremos, pues, quejarnos cuando los que nos gobiernen sean los menos capaces.

Por esto es que la sociedad debe tomar conciencia de la importancia de la educación de cada uno de los integrantes. Sin educación no es posible el progreso, no se progresa como sociedad si parte de ella continúa relegada, no sólo en la pobreza sino en la educación. Esto es lo que la dirigencia política actual no quiere no desea cambiar.

Cada uno de nosotros, dentro de nuestras posibilidades tenemos el deber como integrantes de la sociedad de participar en la educación de aquellos a quienes les fue negada. Debemos tomar conciencia que no somos nosotros solos los que vivimos en este pueblo, en esta ciudad, en esta provincia, en este país. Si el de al lado no lo hace tenemos doble deber, primero el deber de educar y segundo el deber de participar e intentar hacer partícipes a todos, no sólo los que tienen más, sobre todos a los que menos tienen.

Por eso, si estamos cansados de lo que pasa en nuestra sociedad, debemos ayudar, colaborar, participar y trabajar para una sociedad educada, en todos los sectores, si todos colaboramos, podemos hacer una sociedad más justa, mejor educada y con ello mucho más segura. Una vez conseguido esto, podremos disponer de una elección sin fraudes, sin violencia y que realmente sea una elección y no una imposición. Yo voto por el voto electrónico (valga la redundancia).

martes, 30 de octubre de 2007

La isla es más grande, Alberto.

Con su habitual falta de inteligencia el Presidente del Partido Justicialista de la Capital Federal el Dr. Alberto Ángel Fernández (no puedo dejar de pensar, que poco queda de peronismo, para que un personaje como este lo presida), también Jefe de Gabinete de Ministros del Presidente saliente (algo bueno siempre tiene que existir) Dr. Néstor Carlos Kirchner, cuestionó el voto de sus conciudadanos en la ciudad de Buenos Aires, sosteniendo que la Capital Federal no puede ser una isla, la realidad maestra absoluta como lo señalara oportunamente el General Perón, le podría demostrar que la isla llega a Rosario, Córdoba, San Luis, etc...

El pueblo vota como quiere, el 28 de octubre el 56% del país no voto a la candidata del Frente para la Victoria, pero las opciones opositoras no lograron reunir la cantidad de votos necesarios para forzar la segunda vuelta, el poeta Alberto que seguramente retendrá su cargo, estará pensando como retener el poder en el 2011, espero que el peronismo unido, sea gobierno para esa fecha.
Un abrazo.
Pepe Fierro.

lunes, 29 de octubre de 2007

28 de Octubre (II)

Las primeras palabras de la candidata electa presidente fueron “los argentinos han votado”.

La carga emocional contenida, no por ella, sino por nosotros, los derrotados (aunque la hayan votado, creo que todo el pueblo fue derrotado, incluso, por la propia mano del pueblo), nos lleva a verla con un piso aún más alto para su conocida soberbia.

Teníamos ante nuestras manos la posibilidad de cambiar, por fin, la historia y ponernos en un lugar de privilegio para el futuro. El entorno macro del país habría facilitado las cosas. Pero, por el contrario, se impusieron con las mismas artimañas con que habitualmente juegan: intimidación, prepotencia, deslealtad, robo de boletas, destrucción de las mismas.

Un claro ejemplo. La escuela Nº 28 de Lomas de Zamora, presentaba 8 mesas, en las cuales 5 de los presidentes de mesa eran fiscales partidarios. Pero no partidario de cualquier partido, sino del partido oficial: Frente para la victoria. Los presidentes hacían caso omiso de la denuncia de falta de boletas, los fiscales de otros partidos teníamos que ocuparnos de conseguir boletas, por caso de las extrañamente desaparecidas boletas de Blumberg (del cuál no había prácticamente en todo el distrito). Probablemente la existencia de sus boletas no hubieran cambiado el rumbo, ya definido en los escritorios. No ordenaron las boletas como corresponde, por número de lista. La prepotencia de algunos sectores los llevó a pelearse entre ellos, a tal punto que tuvieron que procurarse de seguridad privada ¡para defenderse unos de otros!

Nuevamente frustrado el intento por recuperar la dignidad humana de mi Argentina, encuentro el consuelo en las palabras del General: “Llego a vuestra presencia con la emoción que me produce sentirme confundido entre este mar humano de conciencias honradas; de estas conciencias de criollos auténticos que no se doblan frente a las adversidades, prefieren morir de hambre antes que comer el amargo pan de la traición.”(12/02/1946 JDP – Proclama de su candidatura).

Estas palabras que expresan que hay que morir con las botas puestas, luchando, persiguiendo a los injustos, a los desleales, luchando por la justicia y la verdad, por la dignidad, por Argentina que tanto lo necesita. Llevo, gracias a Dios, la conciencia tranquila de por lo menos haber hecho el intento por evitar que se cometan fraudes, por haber hecho el intento de llevar nuevamente al poder al peronismo, de elevar la frustración y convertirla en esfuerzo.

La argentina ha votado, gracias a Dios aún camino con la frente en alto por el deber cumplido. Por cierto, prefiero morir de hambre antes que comer de ese amargo pan de la traición.